La Tierra

pergamino

lunes, 30 de mayo de 2011

Meditar en silencio por la paz





Paz con justicia entre Palestina e Israel. Por el momento sólo parece una consigna voluntarista y utópica. Pero cada día seremos más...No basta con anhelar la paz. Tenemos que trabajar, y si es necesario, luchar por ella.


PAZ


Es la tranquilidad que procede del orden y de la unidad de voluntades; La palabra paz deriva del latín pax. La paz es la serenidad existente donde no hay conflictos o guerra. Desde el punto de vista del Derecho internacional, el término Paz en un convenio o tratado que pone fin a la guerra. La Paz ha de estar fundada sobre la verdad, la justicia, la caridad y la libertad. Las armas, la violencia, el poder desmedido y la guerra atentan contra la paz. El Día de la Paz en Israel es dia adia minuto a minuto.Creo que a nuestra generacion le ha llegado la hora de la paz.


Meditacion por la paz.Dios misericordioso, haz que la paz de la que tanto hablamos esté tan integrada a nuestras vidas que seamos como vasos que derraman paz en nuestras familias, en nuestras comunidades y en el mundo.Amén sela.


Salmo 85:8–13
Escucharé lo que hablará Dios el Señor; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, y para cuantos se vuelven a Él de corazón. Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen, para que habite la gloria en nuestra tierra. La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos. El Señor dará también el bien, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia irá delante de él, y sus pasos nos pondrá por camino.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Caminando con Jesucristo

El Salmo 23

Jehová es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.

Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.


Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
SER SANADO





Lectura: Juan 5:1-9.

"¿Quieres ser sano?" Juan 5:6

Las uvas de la ira, la novela de John Steinbeck, ganadora del premio Pulitzer, comienza con una escena en Oklahoma, una zona arrasada por la sequía durante la Gran Depresión. Entre las semillas resecas y la tierra ahogada por el polvo, las mujeres miraban a los hombres para ver si se derrumbaban bajo tanta presión. Al ver que ellos estaban dispuestos a seguir adelante, ellas cobraron ánimo. Steinbeck escribe: «En lo profundo de su ser, las mujeres y los niños sabían que, si los hombres se mantenían enteros, ninguna desgracia sería demasiado tremenda». El tema no era la felicidad, ni la prosperidad ni la satisfacción, sino la entereza. Esto es lo que más necesitamos todos.

En la versión Reina-Valera de la Biblia, la palabra sano suele utilizarse al narrar situaciones donde Jesús curaba físicamente a las personas. Por eso, cuando el Señor se encontró con un hombre que había estado paralítico durante 38 años, le preguntó: «¿Quieres ser sano?» (Juan 5:5-6). Entonces, después de sanarlo, lo desafió para que también alcanzara la plena sanidad espiritual, diciéndole: «Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor» (v. 14).

Si sólo buscamos algo que Jesús pueda hacer a nuestro favor, nuestra relación con Él será limitada. Cuando lo que queremos es a Él mismo, eso trae plenitud a nuestras vidas. Para Cristo, lo primero y más importante es sanar todo nuestro ser.

Reflexión: Sólo Jesús puede sanar completamente una vida quebrantada.

domingo, 22 de mayo de 2011

Pastor Evangelico de Etnia,Gitana Orando por Gitanos de Jordania

NADA ME FALTARÁ











Lectura: Santiago 4:1-10.



"Porque mío es el mundo y su plenitud" Salmo 50:12

Antes de cumplir una semana de vida, los aguiluchos se peleaban por la comida. Ninguno era lo suficientemente fuerte como para mantener la cabeza erguida más de unos segundos, así que, los dos parecían pompones peludos con cabezas pegadas semejantes a borlas. Aun así, cada vez que los padres llevaban comida al nido, el más grande se apresuraba para darle un picotazo a su hermano e impedir que tomara un bocado. Su agresión habría sido comprensible si la comida hubiese sido escasa o si los padres no hubieran sido capaces de proveer lo que necesitaban. Pero nada podría haber estado más lejos de la verdad, ya que estaban siendo alimentados con peces de tamaño mucho mayor que el de ellos, y tenían más que suficiente para los dos.



Los codiciosos aguiluchos me traen a la mente nuestra propia necedad cuando tratamos de conseguir para nosotros lo que le pertenece a otra persona (Santiago 4:1-5). Los conflictos surgen porque queremos algo que Dios le ha dado a algún amigo, colega, pariente o vecino. En vez de pedirle al Señor lo que necesitamos, intentamos conseguir lo que Él le ha dado a otros (v. 2). Sin embargo, Dios tiene algo bueno para cada uno de nosotros. No necesitamos lo que le pertenece a otra persona. Y además, es indudable que nunca debemos perjudicar a nadie para conseguir lo que nos hace falta.



Nuestro amoroso Padre celestial tiene más que suficiente para todos.



Reflexión: Nuestra necesidad nunca agotará la provisión divina.

jueves, 19 de mayo de 2011


OFRENDA DIGNA




Lectura: Génesis 4:1-7.

"Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta" Génesis 4:7

Me alegré mucho cuando un amigo mutuo le regaló una Biblia a mi vecina. Sin embargo, ella me dijo que había dejado de leerla ya que no podía entender por qué Dios había sido tan injusto como para rechazar la ofrenda de Caín. «Después de todo —dijo ella—, como era granjero, simplemente le presentó a Dios lo que tenía. ¿Esperaba Dios que él comprara alguna otra clase de sacrificio para ofrecerle?». Es lamentable, pero ella no había entendido la idea.

No significaba que a Dios no le gustaran las verduras, sino que sabía que la ofrenda de Caín encubría una actitud equivocada. Él no estaba completamente entregado al Señor, como lo revela el hecho de no vivir conforme a Sus caminos.

Es fácil adorar al Señor por fuera mientras nos negamos obstinadamente a entregar aspectos internos. Judas escribe sobre personas exteriormente religiosas que usan las actividades espirituales para esconder la realidad de sus vidas pecaminosas: «¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín» (Judas 1:11). Podemos servir fielmente a Dios, cantarle alabanzas y ofrendar generosamente para Su obra, pero Él no quiere nada de eso si no lo hacemos de corazón.

¿Ocupa el Señor el primer lugar por encima de nuestros planes y sueños? ¿Es Él más valioso que el pecado que nos tienta? Decirle que es más precioso que cualquier otra cosa o persona en nuestras vidas es la clase de ofrenda que el Señor nunca rechazará.

Reflexión: Dios nunca rechazará un corazón consagrado a Él.

miércoles, 18 de mayo de 2011


Lectura: 1 Samuel 17:33-50.

"Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo" 1 Samuel 17:37



Cuando Israel peligraba frente a los filisteos, hubo un muchacho llamado David que derrotó a un gigante de verdad (1 Samuel 17). Los ejércitos estaban reunidos a ambos lados del valle de Ela. Es probable que hayan tenido temor unos de otros; por eso, decidieron que el resultado de la batalla lo determinaría un enfrentamiento entre contendientes representativos de cada grupo.



Los filisteos presentaron al gigante Goliat (de aproximadamente 3 m de altura), pero Israel no podía encontrar a nadie que fuera lo suficientemente digno o valiente como para luchar. David se enteró del problema y apeló a Saúl para que le permitiera pelear contra Goliat (vv. 32-37). El rey se resistió, pero finalmente accedió. David, armado con cinco piedras lisas (v. 40) y una fe inconmovible en el Dios Todopoderoso (v. 45), derrotó al campeón nacional de los filisteos.



Todos enfrentamos gigantes en la vida: preocupaciones, dudas, miedos, pecados y sentimientos de culpa. Pero, con recursos limitados e insólitos, y una confianza firme en nuestro Dios que todo lo puede, también podemos triunfar sobre estas cosas.



Reflexión: Dios nos da coraje para enfrentar a nuestros gigantes.
Su Secreto


El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo;
el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso,
porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna;
y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida;
el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
1 Juan 5:10-12.
Un hombre estaba enfermo desde hacía doce años; ya no podía caminar y hablaba con dificultad. Su esposa lo cuidaba con amor y abnegación. Ambos eran creyentes y habían puesto toda su confianza en Jesucristo, el Hijo de Dios. Una enfermera venía todos los días para ocuparse de él. Era una persona agradable; su venida era esperada y apreciada. Por eso dicha pareja se entristeció mucho cuando supo que la mujer había enfermado y no podía más atenderlos. Su sorpresa fue grande dado que la enfermera parecía gozar de buena salud.

La esposa decidió ir a visitarla al hospital, en donde se enteró de que tenía una grave enfermedad, de la cual parecía que no podría reponerse. Y mayor fue su asombro cuando oyó el testimonio vivo de su fe: «Soy feliz y no lamento nada. Al verlos a ustedes cada día juntos, tan tranquilos y consolados en compañía del Señor Jesús, quise conocer su secreto. Por eso conseguí una Biblia, de la cual, por lo visto, ustedes sacaban su fe. Ahora tengo al Señor Jesús como mi Salvador. El testimonio de su vida me llevó a él». Nuestra amiga, conmovida pero feliz, volvió junto a su marido y ambos dieron gracias al Señor por lo que había hecho.

Cristianos, tratemos de que nuestra fe sea conocida por los que nos rodean.

domingo, 15 de mayo de 2011

viernes, 13 de mayo de 2011

Paul Willbur

Lectura: Deuteronomio 24:17-22.
"Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos" 1 Timoteo 6:18

A veces, cuando salgo de casa para ir a trabajar, mi esposa me dice: «No te olvides de…». Un rato más tarde, en el transcurso del día, me llama y me pregunta: «¿Te acordaste?».

Todos tendemos a olvidarnos de ciertas cosas. Pienso que esta es la razón por la cual Dios nos repite las verdades importantes. En Deuteronomio 24, el Señor les recordó dos veces a los israelitas que habían sido esclavos en Egipto, pero que Él los había rescatado y redimido (vv. 18,22). Por intermedio de Moisés, les dijo: «… te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová tu Dios…» (v. 18).

Puesto que los israelitas habían sido redimidos, tenían ciertas responsabilidades que el Señor quería que recordaran. Moisés dijo: «Yo te mando que hagas esto» (v. 18). ¿Qué era «esto»? Se les dijo que se ocuparan del «extranjero, […] el huérfano y […] la viuda» (v. 19). Si parte de la cosecha quedaba en los campos, debían dejarla para esa gente necesitada. En los versículos 20 y 21, les vuelve a recordar a estas personas.

Somos gente redimida por medio de la muerte de Jesús en la cruz y Su resurrección. A nosotros también se nos dice en varias ocasiones que estemos dispuestos a compartir con los necesitados. Hebreos 13:16 declara: «Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios».

miércoles, 11 de mayo de 2011

El Primer Dia De La Semana

EL PRIMER DIA DE LA SEMANA
Cuando llegó la noche de aquel mismo día,
el primero de la semana,
estando las puertas cerradas…
vino Jesús, y puesto en medio,
les dijo: Paz a vosotros.
Juan 20:19.


El domingo, el primer día de la semana, es un día especial para cada hijo de Dios. El comienzo de la semana pertenece al Señor. En ese día recordamos sus sufrimientos y proclamamos su muerte mediante el partimiento del pan. Así, él nos da la oportunidad de darle las gracias por su amor, que lo indujo a ir hasta la muerte para salvarnos. También es el día en que tenemos tiempo para reunirnos con otros creyentes para escuchar la Palabra de Dios.

Ya en el Antiguo Testamento Dios había aludido a ese día especial, en relación con las fiestas anuales de los israelitas. En Levítico 23:11 se les ordena traer la primicia de su cosecha al sacerdote “el día siguiente del día de reposo”, es decir, el día después del sábado. Esa gavilla se refiere a la resurrección del Señor Jesús, quien muchos siglos después resucitó de entre los muertos el primer día de la semana, es decir, el día después del sábado.

La segunda alusión se halla en la fiesta de las semanas que se festejaba exactamente 50 días después del ofrecimiento de la primicia de la cosecha. Levítico 23:16 dice: “Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano (a Dios)”.

La fiesta de las semanas corresponde a Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino a la tierra para morar en los creyentes (Hechos 2). Así la resurrección del Señor y la venida del Espíritu Santo se hallan en estrecha relación con el domingo, el día del Señor.

martes, 10 de mayo de 2011

lunes, 9 de mayo de 2011